La toxina botulínica tiene múltiples aplicaciones médicas, aunque las más utilizadas son como tratamiento estético para corregir arrugas de expresión y para evitar la sudoración excesiva de axilas y manos.

 

 

 

 

 

La toxina botulínica paraliza temporalmente los músculos que producen dichas arrugas. Para ello es necesario el perfecto conocimiento anatómico de la zona a tratar para pinchar con exactitud los músculos que queremos tratar y no estructuras vecinas. Los efectos duran de 6 a 8 meses y luego se van perdiendo gradualmente.

Infiltrada por un buen profesional, los efectos secundarios son mínimos. Las zonas más utilizadas son frente, entrecejo, patas de gallo, labios, cuello...

 

 

 

 

 

La toxina botulínica aplicada en la piel de la axila produce una disminucion del sudor superior al 80% y su duración puede alcanzar los 8 meses de efectividad. Bien aplicada es inocua. En la palma de las manos el efecto es más limitado.

 

 

 

 

 

 

 

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